viernes, 30 de enero de 2009

a.3.- EL FRANQUISMO

Introducción
La Educación
Las virtudes de las niñas
Los modelos de las niñas
La orientación profesional femenina
La sociedad española de los años 1940-1950 estuvo marcada por el atraso y la pobreza. La guerra, el exilio, el hundimiento de la industria y los servicios provocaron un retroceso económico, técnico, científico y cultural.

El régimen se definió así mismo como “Democracia Orgánica”, basada en la familia, el municipio y el sindicato, unidades representativas naturales de la sociedad y según la Ley de Sucesión de 1947 España era un Estado católico, social y representativo. El soporte ideológico lo constituyó Falange Española Tradicionista y de las JONS, partido único fundado en 1937 que más tarde constituyó el Movimiento Nacional. En el Movimiento se integraban las principales tendencias políticas que participaron en la guerra civil apoyando a Franco unidas a él por la fidelidad al líder.
El Concordato con la Santa Sede en 1953 acordaba excepcionales ventajas a la Iglesia en la educación: enseñanza religiosa en todos los centros y grados de educación, incluso la Universidad, aprobación de programas y libros de religión y nombramiento de profesores; derecho a fundar centros de enseñanza de cualquier orden y grado.
A finales de la década de los 50 y durante los 60 la economía española entró en un rápido proceso de modernización y transformación de la mano de los tecnócratas. Las repercusiones de este proceso en la sociedad supusieron la incorporación a una sociedad de consumo y un mayor nivel educativo y cultural. Como contraste, el sistema político continuó en sus posiciones inmovilistas, produciéndose una brecha cada vez más profunda entre la España oficial y la España real.

LA EDUCACIÓN

Durante la etapa franquista la educación de la niña estaba encaminada fundamentalmente a educar a la futura mujer, madre de familia y transmisora de los valores del nuevo régimen político. Como en los manuales anteriores a 1939 la educación de la niña es diferente a la del niño y se reivindica la necesidad de que así sea dada la condición femenina. El manual de 1941 “El libro de las niñas” de Gregorio Sierra cifra en sus objetivos: hacerla fuerte y eminentemente femenina. Desviarla de los sentimientos hombrunos (…) conservando y estimando su feminidad con plena confianza en su suerte, sin necesidad de abrazar actitudes contrarias a la inherente condición.

Este autor se hace eco del feminismo, pero entendido siempre con moderación y distanciamiento con el practicado en otros países del entorno que convierte a la mujeres en “marimachos”, pues se entiende que el feminismo es: la tendencia social que mejora la condición de las mujeres, dándolas libertad para ejercer ciertas profesiones, antes privativas del hombre, y rodeándolas de respeto; pero en España se ha mantenido: en sus justos límites y nuestras hermanas y esposas, amantes del hogar, han sabido conservar su gracia femenina.

La supeditación de la mujer al hombre era patente hasta en usos sociales como la tarjeta de visita, donde se utilizaba “Señora de García”, pero según se puntualizaba en “Convivencia social” de Carmen Werner sin perder nuestra personalidad, pues somos Carmen Pérez que pertenece al señor García.

Uno de los instrumentos del sistema para educar a la mujer fue la Organización de Juventudes de Sección Femenina, cuyo fin principal en palabras de la misma era la formación integral de sus afiliadas y de la juventud femenina en general. Nicolás Jiménez Villalba especificaba en Formación política - social y cívica que: las juventudes están abiertas a niñas de siete años y cuentan con una red de actividades recreativas, deportivas, culturales, artísticas, folklóricas, sociales, orientadas a la formación de la niña durante su tiempo libre. Centros de convivencia, círculos de Juventudes, albergues, excursiones. Intercambios de las niñas de otras provincias, regiones y con otros países.

Objetivo de la Sección Femenina, en palabras de su presidenta Pilar Primo de Rivera, era formar una mujer inteligente y culta, que hasta los menesteres secundarios los hace mejor que la ignorante, y cuanto más, compartir las preocupaciones y responsabilidades del marido y educar a sus hijos. No acabo vuestra obra con vuestro auxilio a las poblaciones liberadas, con vuestro trabajo en los ríos y en los lavaderos; todavía os queda más: os queda la formación de la mujer española. Os queda hacer a estas mujeres sanas y fuertes, que serán el ejemplo vivo de nuestra España.

El franquismo consideró necesario depurar las bibliotecas y establecer una férrea censura sobre todo lo que en España se publicaba. Carmen Werner en la obra citada dedica un capítulo a la lectura y a la revisión de las Bibliotecas particulares, para lograr los objetivos de la nueva España nacional católica e instruir sobre qué debían leer o no las jóvenes. Aquellas obras que no hablan de Dios, aunque no lo nieguen, y que la vida de los personajes queda al margen de la Iglesia, son peligrosos para vosotras, porque presentan a vuestra consideración vidas que no son católicas (…) Es un libro laico y no debéis leerlo. Tampoco tendréis en vuestra biblioteca ni leeréis libros antipatriotas (…) Esos libros, en los cuales España aparezca como nación vieja, que debe seguir viviendo a la sombra de otra potencia, no deben figurar en la biblioteca de ninguna niña católica ni española.

La lectura se consideraba interesante en la formación de la niña pero no en sí misma sino supeditada a la vida familiar y a la formación moral y religiosa. En las recomendaciones sobre lecturas para niñas de 13-14 años encontramos una cita muy clarificadora. La mujer, que por su condición y por las labores hogareñas tiende a empequeñecer su mente con preocupaciones económicas y materiales, necesita remontarse un poco por medio de la lectura a un mundo más inteligente y espiritual. Esto puede ser para ella tónico y entretenimiento que la mantenga al nivel de los suyos. La misma autora aconseja los libros religiosos, las biografías de santos, los Santos Evangelios pues eran los más adecuados para facilitar la vida familiar y sus ejemplos y consejos morales serán el estímulo de vuestra virtud.

LAS VIRTUDES DE LAS NIÑAS

En “La cartilla moderna de Urbanidad” de 1949 se enseñaban las cualidades que las niñas debían cultivar, éstas coinciden con las que se fomentaban en los manuales de las décadas anteriores, pero ahora se insiste en argumentos religiosos para justificarlas.

DOCIL. En el juego la niña bien educada es dócil suele jugar a lo que los otros prefieren. Es la mejor cualidad que puede adornar a una niña.
DISCRETA. ¿Cómo se porta la niña bien educada con las amiguitas que puede encontrar en el paseo? ¿O con los parientes, superiores, amigas o conocidas? Con mucha discreción, sin preguntarles de dónde vienen, adónde van, etc.
En las visitas un empeño principal será saber callar y saber escuchar, cualidades preciosísimas pero cuya obtención requiere mucho talento y atención. Discreción también en el vestido, frente a las modas que imponen sus gustos caprichosos, extravagantes y disparatados, además y sobre todo en la mujer, se recomienda el uso de vestidos holgados para no perjudicar la circulación de la sangre como en el pernicioso corsé, pantalones cortos ceñidos y ligas apretadas.
Las niñas debían ser ante todo OBEDIENTES. Esta virtud como otras se justifican con pasajes del Evangelio ¿A quién tienes que obedecer más particularmente? A nuestros padres y maestros, porque es una obligación muy sagrada corresponder a sus beneficios. ¿Por qué es una obligación sagrada? Porque está mandado en el Cuarto Mandamiento de la ley de Dios, que dice “Honrar padre y madre”.

Por el contrario la desobediencia es uno de los peores defectos que puede tener una niña. Por desobedientes castigó Dios a los hombres haciéndolos mortales. Y la niña díscola y desobediente será un mala cristiana y muy desgraciada durante toda su vida, según prueba la experiencia.

En la conciencia de los niños y niñas como en los manuales anteriores al franquismo no faltaba en las lecturas escolares la referencia a la conciencia, citado en “El libro de las niñas” de Gregorio Sierra.

Ayer mamita, Mamita ¿Cómo
Sin que me vieran, lo echaré fuera,
Cogí un rosquillo que no me bulla,
De la despensa que no me muerda?
Y en el instante ¿Cómo, hija mía?:
Mi mano tiembla Si tú eres buena
¿Quién de este susto se irá “el gusanillo
la causa era? De tu conciencia”
El gusanillo de la
Conciencia (…) (Gabriel Fernández.)

LABORIOSAS también justificada como una obligación divina. ¿Por qué hemos de trabajar? Porque es una obligación que Dios ha impuesto a todos los hombres. El pájaro ha nacido para volar, el pez para nadar y el hombre para trabajar. La Biblia dice “Comerás el pan con el sudor de tu frente” y advierte contra la pereza que ocasiona innumerables males, porque es madre de todos los vicios.

La MODESTIA es en la Cartilla la virtud que más adorna a una niña, fruto sazonado de la buena educación, por la cual está convencida de que todo lo bueno que tiene se lo debe a Dios, y no se enaltece de sus cualidades. Lo contrario es la soberbia comparable a la hiel, que amarga y corrompe los alimentos más dulces y sabrosos. También la soberbia malogra e inutiliza el talento y los buenos modales.

LOS MODELOS DE LAS NIÑAS

El ideal femenino del franquismo se propagó eficazmente en las escuelas a través de las lecturas para niñas, como “Guirnaldas de la Historia”.
Los modelos que se ofrecen a las niñas son exclusivamente femeninos y así lo justifica el autor: ¿Es que no ofrecen importancia, interés de sugestión, belleza insuperable, influjo definitivo en los caminos de la cultura y en los destinos de los pueblos, las vírgenes sacrificadas en los circos, las madres que forman hijos santos, las esposas de los héroes?

En las lecturas de esta obra de Agustín Serrano de Haro el ideal de la mujer española se remonta a los tiempos prehistóricos a través del testimonio de las pinturas rupestres: por eso sabemos que las primeras mujeres españolas eran ágiles, elegantes y esbeltas (…) que mientras los hombres llevaban en la cabeza plumas de colores, ellas mostraban especial esmero en su peinado.

La interpretación de las fuentes históricas es realmente curiosa cuando el objetivo es vincular la indumentaria de las primeras mujeres de la península, con las españolas contemporáneas. Así cita a Estrabón y su descripción de la mujer ibera: sobre este arco pueden echar un velo, que, al extenderse, da sombra a su cara, para concluir la lectura con la siguiente interpretación: Así comenzaron la peineta y la mantilla, distintivos de gracia y de elegancia de la mujer española.
La evolución del imperio romano servia para ilustrar las virtudes que debían adornar a la mujer y por el contrario los vicios de los que se debía cuidar. Las mujeres romanas educadas en el trabajo desde niñas, se levantaban temprano, cuidan de la casa y de los hijos, amasan el pan y remiendan junto al fuego (…); la decadencia llegó con: las riquezas, el lujo y los placeres. Las vestales perdieron su dignidad y se mezclaron en escándalos de política, de vicio y de dinero. Las matronas recostadas en lechos lujosísimos celebran refinados festines que acaban en orgías.

La vida y obra de algunas mujeres españolas se convirtió en modelo a seguir por las niñas, tal fue el caso de la reina Isabel de Castilla, Agustina de Aragón….
Santa Rosa de Lima: Desde muy niña, era Rosita un primor: bonita, dulce, hacendosa, complaciente. Bordaba como un hada y tocaba el arpa como un ángel.

Santa Teresa de Jesús se presentaba como modelo de virtudes, humilde, obediente, sencilla y alegre. En “El libro de las niñas” de Gregorio Sierra se cuenta de ella que sobresalía en el más alto grado en las labores manuales que hacen las mujeres. Ejecutaba maravillas de aguja y verdaderas obras de arte en tapicería y bordados, reproduciendo escenas históricas que admirándolas movían a la más tierna devoción.

LA ORIENTACION PROFESIONAL FEMENINA

En la educación de las niñas se planteaba la cuestión de prepararlas sólo para ser madres o para trabajar fuera del hogar. En “Convivencia social“ de Carmen Werner para justificar ambas posibilidades se recurría a las Escrituras: que la mujer acreciente la economía familiar ya está recomendado en el libro de los Proverbios, cuando Salomón describe las tareas de la mujer fuerte, la que es más valerosa que las perlas.
Pero también se recurre a La Biblia para justificar lo contrario: el trabajo también es un castigo por el pecado. Y si la mujer ya tuvo castigo propio por su primer pecado, ¿por qué echar sobre sus hombros otro castigo más? ¿Precisamente aquel que parecía el castigo peculiar de los hombres?

Francisca Bohigas en “Hogar” ante la evidencia de que mujeres de distinto estado civil iban incorporándose al trabajo considera que: no es que la mujer quiera la independencia, esto son afirmaciones superficiales, (…) es la insuficiencia económica del hombre la que le obliga.
La solución para que la mujer pueda volver a su espacio natural, el hogar, y deje de ser competidora del hombre, es que éste sea capaz de atender las necesidades económicas de su casa. Pero también está la solución en la mujer y en su capacidad de sacrificio y ahorro como señala la misma autora: Guisa aprovechando hasta la última gota el alimento y arregla un traje veinte veces (…) y en recibir la suficiente estima por su trabajo doméstico pues de lo contrario preferirá buscar esa satisfacción en el trabajo remunerado.

Para Carmen Werner el trabajo profesional se admite en la mujer como algo transitorio, con billete de ida y vuelta. Considerando que lo mejor de un viaje es siempre la vuelta (…) La maternidad, el gobierno de la casa, la decoración, la educación de los hijos, la amistad y la camaradería intelectual con el marido, etc. Y termina la cita con una frase impresionante e inquietante: Esta es para la mujer la gloriosa vuelta del viaje por el campo de las tareas profesionales. Y no renunciamos a esta posición ligeramente, porque habremos perdido nuestro paraíso.

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